El pensamiento tiene que estar acotado por unos principios sólidos y estables. Si el pensamiento se mueve libremente, sin límites, puede llegar a la destrucción del espíritu.
Esos principios tienen que ser intemporales y aplicables en cualquier situación.
La sociedad por tanto, compuesta de personas, con sus pensamientos individuales, debe estar acotada por esos mismos principios, que en el caso concreto de una sociedad llamamos normas, de lo contrario una sociedad liberal en exceso y sin un dique de contención apropiado puede acabar autodestruyéndose. Sin embargo no podemos caer en una acotación excesiva y asfixiante, ya que esa situación puede llevar a dicha sociedad de nuevo a la destrucción.
A lo largo de la historia el hombre ha creado diferentes modelos de sociedad, unos dando todo el poder a un solo hombre, otros dando el poder a varios hombres, otros liberando al hombre de todo poder y otro dando el poder a Dios.
La historia deja testimonio de infinidad de “experimentos sociales”y de una conclusión muy clara: no existe la sociedad perfecta.
El modelo de sociedad que mejor permite la convivencia es aquel que está regido por varios hombres que son controlados a su vez por otros hombres, en un círculo cerrado y acotado por unos principios intemporales y eficaces en cualquier situación y sobretodo en el que se sea consciente de las limitaciones humanas, tanto físicas como intelectuales.
Esos principios tienen que ser intemporales y aplicables en cualquier situación.
La sociedad por tanto, compuesta de personas, con sus pensamientos individuales, debe estar acotada por esos mismos principios, que en el caso concreto de una sociedad llamamos normas, de lo contrario una sociedad liberal en exceso y sin un dique de contención apropiado puede acabar autodestruyéndose. Sin embargo no podemos caer en una acotación excesiva y asfixiante, ya que esa situación puede llevar a dicha sociedad de nuevo a la destrucción.
A lo largo de la historia el hombre ha creado diferentes modelos de sociedad, unos dando todo el poder a un solo hombre, otros dando el poder a varios hombres, otros liberando al hombre de todo poder y otro dando el poder a Dios.
La historia deja testimonio de infinidad de “experimentos sociales”y de una conclusión muy clara: no existe la sociedad perfecta.
El modelo de sociedad que mejor permite la convivencia es aquel que está regido por varios hombres que son controlados a su vez por otros hombres, en un círculo cerrado y acotado por unos principios intemporales y eficaces en cualquier situación y sobretodo en el que se sea consciente de las limitaciones humanas, tanto físicas como intelectuales.
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